Más vale bueno a cuentagotas que toneladas de mediocridad. Jonathan Wilson lleva años en el negocio californiano de la música. Las ha visto de todos los colores en dos décadas. Ha asimilado, se ha empapado y ha profundizado. Por ello, “Gentle Spirit” (Bella Union 2011) no es un álbum normal en su reflejo de casi medio siglo de singladura de pelos largos en California. Es mucho más que eso. Es la obra perfecta, maestra, para dibujar un árbol genealógico que lo explique todo. Reproduce tanto la instrumentación como el universo ambiental de una manera de entender la música y las sensaciones. Lo acústico y lo lisérgico.