A remolque de la solemnidad de las formas impuesta por Joy Division para dotar de cierto orden al discurso post punk, surgieron grupos como Echo & The Bunnymen con un grado de aceptación capaz de crear cierta escuela. Estamos hablando de nombres como The Sound o The Chameleons. Los segundos, liderados por Mark Burgess, se presentaron en sociedad gracias al mecenazgo del entonces pujante Steve Lillywhite con el single “In Shreds”, vistiéndose de largo dos años después con “Script Of The Bridge” (Statik 1983).