El contexto en el que descubrí esta maravilla de canción fue de lo más prosaico, extraño e inesperado. Estaba en uno de los tantos abigarrados restaurantes chinos que proliferan por doquier, de esos con cuadros de paisajismo tridimensional en marcos dorados, decoración floral de plástico, y demás motivos de todo a cien. En el hilo musical estaría sonando de fondo alguna de esas melodías de ascensor orientales. Como suele decir una amiga: “hay un chino en España que lo compone todo”, y debe ser así. [Más…]