Érase una vez una canción de Tim Hardin titulada “Reason To Believe” que Rod Stewart popularizó en 1971 en el álbum “Every Picture Tells A Story”. De hecho era la cara A de un single cuyo reverso, “Maggie May”, acabó comiéndosela. No tiene mucha relación todo esto con lo que viene a continuación, pero escuchando “Something To Believe In” y asociando los factores escoceses de Stewart y King Creosote, me he abstraído en el paralelismo fonético.
Escocia 2014. La que reivindica su singularidad y es escuchada por una metrópolis hábil negociando (los ingleses han sabido gestionar independencias creando la Commonwealth para mantener su trato comercial de favor, mientras España, con la sempiterna actitud intransigente de los que aún tienen que asimilar la revolución industrial, a día de hoy es un cero a la izquierda en todas sus ex-colonias, y ni siquiera los autoproclamados intelectuales de la Complutense son capaces de asumir en su programa que los futuros de las autonomías han de depender exclusivamente de la voluntad de los residentes en ellas). La Escocia que es escuchada, y de algún modo recompensada, acaba votando la permanencia.