Regresé justo a tiempo, tras el exhaustivo control de bolsas a la entrada -a las autoridades australianas les parece bien que solo se droguen los aborígenes urbanos homeless-, para pulsar furtivamente cinco minutos de la épica contenida en la voz femenina de Amy Shark. Cerquita, Rolling Blackouts C.F, con las tres guitarras al frente -dos primos, dos hermanos: banda familiar-, ejecutaron mayormente las piezas de su indispensable EP “The French Press”, así como el nuevo single “Mainland”. Se les espera el primer álbum pronto, pero mientras tanto los asistentes nos dimos un buen baño entre las cenefas de juegos de guitarras bien trenzados, onda Feelies con adrenalina de intensidad transoceánica. Tanto el bajista de Cable Ties como sus dos compañeras al lado mío parecían conocer cada sílaba de los textos de las canciones. Más festivalera era la propuesta de Wolf Alice, por el diseño de las canciones y la actitud. Las bandas británicas suplen algunas carencias con trucos que funcionan muy bien sobre la tarima, desde el vestido rosa salmón de una delgada Ellie Rowsell hasta los movimientos de los instrumentistas. Y no es que el rock & roll sea un circo y precise de sobreactuación: está en la manera de vivir esta cultura desde pequeños. Furia controlada, algún guiño a los altibajos sonoros de Pixies, y más ruido que nueces en una de las agrupaciones triunfadoras del 2017. Desde lejos “Don´t Delete The Kisses” y “Bros” me llegaron distantes y carentes de los matices que las hacen tan contundentes en estudio.
Descarté el tramo final de Wolf Alice porque me parecía, como en efecto así fue, mucho más interesante la propuesta de Aldous Harding. [Más…]