Parece el 2019 un buen año para que los veteranos se reivindiquen. Entra dentro del lote Bill Callahan, un tipo extraño cuya música -por el tratamiento tan árido de textos y sonidos- siempre ha estado en el límite de lo místico y lo marginal, y que ahora, con el extenso “Shepherd In A Sheepskin Vest” (Drag City 2019) albergando veinte canciones, se ha avenido a mostrar su cara más condescendiente.
No ha de temer el fan de toda la vida. Aún intentando un disco feliz, se expresa como si ello fuera un crimen siempre escudado tras su solemnidad patibularia. [Más…]