Tim Bernardes

Gracias a Luis Moner, cinco años atrás pudimos saber aquí acerca de Tim Bernardes y su primer álbum “Recomençar”. Ha tenido que transcurrir todo este tiempo para ver publicada una nueva obra, “Mil Coisas Invisíveis” (2022) de este artista tan singular.

   Debo aclarar mi devoción total por el disco. Supura la esencia brasileira en cada una de sus notas, pero a la vez no está forjado con los mimbres instrumentales característicos de aquella tierra; ni siquiera se ciñe a los patrones de la MPB. Brasil es puro Brasil en su voz, en la manera de acariciar la melodía, soliviantarla o seducirla subiendo y bajando el tono, envolviéndola con cuerdas que van y vienen, a veces toscamente y otras con sigilo meloso, en modo alisio o huracanado, obra de Felipe Pacheco Ventura.

   “Nascer, Viver, Morrer” ya abre como una monstruosa declaración de belleza, “Fases” te anega en la temperatura del mar –a veces cálida, a veces gélida- entre Florianópolis y Búzios, así como “BB (Garupa De Moto Amarela)”. Tras una “Realmente Lindo” compuesta para Gal Costa donde queda patente el privilegio de vivir esta vida, emprende en “Meus 26” un repaso a los bienes y males de su estimado país –cita el norte, el sur, Sâo Paulo, Minas, Rio y Bahia- en un carril de emociones dulces como la miel. A estas alturas el álbum ha adquirido un peso específico importante, sucediéndose una canción mejor que la anterior. Y si “Falta” enamora pese a la tropicalia esquelética –se ha de estar atento a los pequeños detalles al abrigo de la voz-, le sigue una “Velha Amiga” en memoria de las cosas bonitas y los amores eternos que a pesar de ello se perdieron.

   El último tercio de la grabación tampoco tiene desperdicio. Gracias al texto espectacular de “Última vez” (`a beatlemania, o indie, os Mutantes, os cartôes postais, as piadas internas, as pernas trançadas, cansadas desse nunca mais, todas as cicatrizes que você me fez, e as marcas tristes que eu deixei em você´), una “A Balada Do Tim Bernardes” donde, aprovechando el sueño protagonizado por su abuela experta en brujería, nos da algunas pistas, como que es hipocondríaco o su intención de madurar (fantástico texto también: `eu vou mudar, eu já mudei, estou mudando, a vida é feita para aproveitar, e de algum jeito acho que estou aproveitando´…`e eu quero música de qualquer jeito, canto no chuveiro, palco ou no metrô´). ¿Y qué decir de esa estrofa inicial de “Belez Eterna” con solo una sencilla guitarra (`eu às vezes me pregunto, como tudo chegou nesse ponto, é tudo tanto, eu vou acabar morrendo nas mâos de um celular´)? La moraleja queda para la pieza final, “Mesmo Se Você Nâo Vê”, desarrollada a modo de canción de cuna.

   Los 58 minutos del disco han pasado de un tirón. Una hora mágica desde el epicentro del Brasil urbano que no renuncia a su identidad. Donde el arroz e feijâo, bem pretinho, es una exquisitez. Donde enamorarse sigue siendo una obligación. Donde viven la vida porque saben que no vale la pena pasársela pensando en la muerte. Y donde la nostalgia y la alegría son inseparables. Nascer, viver, disfrutar. Saudade. Siempre



Lee Ranaldo & Raül Refree

Cuenta Ignacio Julià en una crónica en el diario El País que Lee Ranaldo y Raül Refree se conocieron gracias a los inesperados designios del azar: el ex Sonic Youth estaba en Oporto cuando se le comunicó que un festival en el que iba a actuar en Marruecos se había cancelado. El año era 2013. Contrariado por este incidente decide pasar unos días por la península, y esto permitió que los dos músicos se acercaran y colaboraran en Between The Times and The Tides (2012), en donde el de Long Island servía canciones desde un prisma más clásico, más cercano a la sempiterna estructura de canción con musculosos pentagramas cercanos a Neil Young. Luego seguirían codo a codo y llegaría Electric Tim (2017) -este más asilvestrado, con colaboración de Sharon Van Etten incluida- en dónde las programaciones y guitarras de Refree redondeaban un producto la mar de digno. Sigue leyendo Lee Ranaldo & Raül Refree

Jeff Parker & The New Breed

Espléndida la carrera en solitario de compositor y multiinstrumentista de Virginia Jeff Parker, el cual se ha convertido en una pieza fundamental en la efervescente escena jazz de Chicago. Conocido por sus andaduras en Tortoise e Isotope 127, el virtuoso guitarrista está jalonando una meritoria carrera junto su banda The New Breed, y este es, para el arriba firmante, su mejor disco, Suite For Max Brown (International Anthem, 2020).
En portada aparece una pizpireta mujer que posa embutida en un traje de corte elegante, y bien agarrada a un bolso. Es Maxime Brown, la madre de Jeff que mira al objetivo con media sonrisa que emana placidez. Y es que este disco está dedicado a ella -también homenajeó hace cuatro años a su padre, también músico de jazz-,y sus once piezas son un remanso de espiritualidad así como un álbum que recrea diferentes escenarios por los que transitar el nuevo jazz que muta en diferentes estilos, texturas, y tímbricas. Sigue leyendo Jeff Parker & The New Breed

Roldán

 

Ya se sabe que un rasgo común que tienen los artistas heterogéneos es que, ya sea el público, las instituciones culturales, o los canales de difusión (la mayoría manipulados por el poder imperante en el momento) les suele dar palmaditas de conmiseración en la espalda, así como invitarlos al oscuro ostracismo en donde palpitan sus obras, o con suerte, hasta lleguen a aparecer en algún pie de página de esos que nutren los anaqueles del olvido.

Juan Carlos Roldán es de esa calaña de artista, o al menos es la imagen que me he hecho yo de él. Sigue leyendo Roldán

Soleá Morente

La hija del gran Enrique Morente es una de esas artistas que se nota que vive con pasión todo lo que hace. Desde que debutara a su nombre con el meritorio “Tendrá Que Haber Un Camino (2015) la madrileña se las apaña para crear una narrativa que conjuga a las mil maravillas el poso indie (ese acento andaluz de guitarra flamenca que incorporaron en su repertorio gente como Sr. Chinarro o Los Planetas es evidente ha calado en el nuevo pop), con la naturalidad con la que toca palos como la granaina, la bulería o la rumba y los incorpora a la sensibilidad de las nuevas generaciones que pueden apreciar estos géneros desde, digamos, una sensibilidad pop. Sigue leyendo Soleá Morente