«Raven» (Kelela)

    El ampuloso sonido de “Raven” (Warp 2023), el segundo y esperado álbum de Kelela (“Take Me Apart” es del 2017), aplica la tendencia actual de parte de la música de color que no quiere encasillarse en el R&B. Discurrir sintético y aterciopelado, rozando a veces lo ensoñador sinfónico con algun ribete experimental, fuertemente influido por la producción de turno, sin fronteras aparentes (sea pillando de soul como Solange o de jazz como Kamasi Washington)                                  .

    En este contexto, la voz de Kelela utiliza el factor celestial y curativo de cuerdas y sintes para abrir y cerrar, gracias a una garganta prodigiosa (en “Washed Away” comparamos con “Killing Me Softly With This Song” de Roberta Flack, y en “Far Away” con “Loving You” de Minnie Riperton). La primera mitad del álbum se enciende cuando la percusión de “Happy Ending” nos adelanta por la izquierda y cede protagonismo al bajo de jazz funk licuado de una “Let It Go” luciendo armonía etérea. Después el ritmo set torna más prominente en “On The Run”, coproducida por Kaytranada (el armazón del disco viene a cargo de LSDXOXO, Yo Van Lenz y Bambii) en busca de la contundencia bailable de “Missed Call” y el flujo deslizante de “Contact”, cuarto single y talvez el mejor.

    A partir de allí la segunda mitad se muestra más introspectiva, con “Fooley” y “Holier” sumergidas en un líquido de placer amniótico. “Raven” parecía ir por el mismo camino, pero en el cuarto minuto la percusión la despereza, para quedar “Bruises” como secuela de repiqueteo nocturno sensual.

    El tramo final vuelve a la introspección –sensual en “Sorbet”, con mayor balanceo en “Enough For Love”, o más sentida en “Divorce”, esta última coestcrita con Shygirl- y al sinfonismo de color con aspiraciones trascendentes. Pero en el fondo se trata de un resumen de los diferentes registros de la noche, con coartada sensible y una elegancia que impacta, aunque, dada su duración, puede terminar saturando.

Avalon Emerson

    A menudo ninguneamos a los especialistas en música de baile: parece fácil pillar un ritmo, dotarlo de un esqueleto, y estirar lo que haga falta con trucos sonoros espectaculares. Nuestra percepción cambió cuando, hace ya ¡¡¡ cuarenta años!!!, Pet Shop Boys decidieron poner estos trucos de magia al servicio del pop, redimensionando la música popular. A ellos siguieron Saint Etienne, etc etc.

   La productora de techno Avalon Emerson ha seguido un proceso similar en “& The Charm” (Another Dove 2023), arrinconando los beats prominentes -no del todo: ahí está la musculatura disimulada de “Karaoke Song” por ejemplo- para engarzar un sonido que mezcla pulso y ensoñación gracias a su voz. Un susurro balsámico continuo –sí, es como Sarah Cracknell- de belleza exultante que se sumerge en el dream pop como si se hubiese dedicado a ello toda su vida –de hecho es aficionada al catálogo de 4AD-, destilando una serenidad crepuscular que seduce a la primera.

    Muchas canciones se parecen debido a los arreglos trufados de sintes celestiales, con la colaboración productora de Bullion, desde “Sandrail Silhouette”, “Entombed In Ice” y “Hot Evening” hasta la válvula de escape final “A Dam Will Always Divide” subrayando el optimismo de perfil bajo, cuando, tras haber planeado sobre una ruta tan sublime, presentimos que deberemos aterrizar. Muy colgado me tiene este disco.

All Hands_Make Light

    Los amaneceres de la zona industrial de Canadá inspiran música así. Efrim Manuel Menuck –Godspeed You! Black Emperor, A Silver Mount Zion- y Ariel Engle –Broken Social Scene- sacan provecho de su amistad en All Hands_Make Light publicando “Darling The Dawn” (Constellation 2023), que en principio se nos presenta como una aleación más tranquila de la química que genera su currículo.

    Esto parece confirmarse en el primer tema, “A Sparrows´ Lift”, donde los tonos industriales quedan relegados por la voz angelical edulcorante. No puede Efrim ocultar su inclinación por desarrollos largos, así que el paisajismo de bruma rosada de “We Live On A Fucking Planet And Baby That´´ s The Sun” (de diez minutos) se torna inquietante a partir del sexto minuto, aunque no tan torturado como algunas piezas de GYBE, sucumbiendo finalmente a la catarsis aupado por la percusión de Liam O´Neill (Suuns).

    A partir de allí el disco entra en una dinámica en la que se bucea en las profundidades más oscuras de los rituales folklóricos. “Waiting For The Light To Quit” es un himno/plegaria insuflando emoción gélida –entre esa melodía y la de “Sympathy For The Devil” hay muchas notas comunes- mientras la modulación de los teclados sobre el crepitar rítmico de “The Sons And Daughters Of Pure Eternal” acaba eclosionando en una tonada iridiscente que desemboca en salmo. También aires de oración con óxido adosado se desprenden de una “Anchor” que crece hasta fundirse en la inmensidad de la reverberación con “Lie Down In Roses Dear”. Otra costilla ardiente del colectivo experimental canadiense.

«I Only See The Moon» (The Milk Carton Kids)

    La música de Milk Carton Kids nunca cansa, aunque publicasen un álbum al mes, gracias a la combinación de voces y guitarras folk preciosistas desprendiendo la calidez familiar de un dúo casero. En “I Only See The Moon” (Thirty Tigers 2023) se muestran tan desnudos como en aquel memorable “Monterey”, aunque de algún modo –tras probar con más instrumentos ayudados por Joe Henry- retornan a la esencia de los orígenes autoproduciéndose.

    “All Of The Time In The World To Kill”, “Star Shine”, “North Country Ride” y “Will You Remember Me” configuran la base de su fórmula edificada sobre una sencillez melódica sublime. Esa fragilidad de su sonido, aupada por las resonancias melancólicas de guitarras españolas, le otorga una identidad propia. Entre estas canciones intercalan modestas aportaciones de otros instrumentos, como al final de la brutal introspección de “Wheels & Levers” empalmando con una “I Can Only See The Moon” de quietud orquestada letal, o el banjo de “On True Love”. Todo ello por supuesto ribeteado por las perfectas armonías vocales tan alabadas aquí en sus discos anteriores. La liga de Joey Ryan y Kenneth Pattengale no se juega en las canchas de rock, ni en los garitos de blues, hip hop o boliches de reggaetón, sino en algún espacio utópico donde acomodarnos para siempre. Entre mis discos favoritos de la pasada década figuraba “Monterey” (2015). Éste es casi igual de bueno. A veces pienso que el mundo actual no está preparado para semejante ejercicio de sensibilidad.

«All Of This Will End» (Indigo De Souza)

    Las cantautoras cuya base es la guitarra eléctrica tienen un punto menos inmediato que las que se apoyan en la guitarra acústica, pero a cambio aportan un plus áspero más afín a la adrenalina del rock y, seguramente –visto el éxito de contemporáneas como Forth Wanderers, Waxahatchee, Soccer Mommy etc-, adecuado a los tiempos presentes.

    En su nuevo álbum Indigo De Souza vuelve a contar con la ayuda productora de Alex Farrar, experto en combinar electricidad y voces femeninas –Hurray For The Riff Raff, Angel Olsen, Snail Mail- cazando al vuelo lo sutil y vulnerable entre la crudeza como en el nuevo de Wednesday. De algún modo, gracias a él “All Of This Will End” (Saddle Creek 2023) brilla.

    Durante la primera mitad se produce un tanteo entre lo íntimo, lo opulento –la entrada de “Time Back” empieza bedroom y sube a pasión tipo Florence-, lo fácil –se insinúa en “Losing” y se rubrica en una “Parking Lot” directa que se te mete en los huesos- y lo convulso, como la pedrada de “Wasting Your Time”. A partir de “All Of This Will End” –de cuya neblina surge una textura synth ensoñadora-, “Smog” –pulsión más firme con estribillo pop mezcla de dinamismo y vulnerabilidad- y la también pletórica “The Water”, empezamos a intuir que De Souza ha planteado el disco de menos a más, cuando un contrapunto íntimo en “Always” de pronto se rompe gracias a un cortocircuito marca del manual Farrar/Wednesday. Viendo crecer “Not My Body” con acústica y “Younger And Dumber” –típica composición final para dejar buen sabor de boca: la más sentida con piano y pedal steel interpretada con borbotones de pasión-, lo entendemos todo mucho mejor.