Capítulo 14. Estética e identidad (y II)

Otras voces:

Alaska: “Pues me parece muy acertado que Patricia Godes dijera que lo más valioso que dejó la movida fue la libertad estética. Hasta entonces estaban los pijos de loden y castellanos y todo lo que no fuera así pasaba por ser un jipismo trasnochado, ni siquiera glamuroso, o una progresía de pana. Y curiosamente fue ese colorido impuesto lo que hizo que se sintiera atacada esta progresía de izquierdas. La del pelo cardado y la de la minifalda suponían un mayor insulto a los progres que a los pijos, cuando a los primeros se les suponía más tolerantes. Paloma Chamorro estaba siendo insultada por la gente de su generación, pero a nosotros, como nos insultaban gente mayor, nos parecía una cosa normal. De esa libertad luego se deriva hacia lo siniestro y de ahí a lo nuevaolero. Y en España todo esto se mezcla con lo ye-ye, que es algo muy español. Combinar la cazadora de cuero con la minifalda comprada en el Rastro y las medias de los años sesenta. En Inglaterra todo estaba mucho más uniformado.”

Carlos Tena: “En la movida había un cierto orgullo español. Jamás me he reído tanto cuando tenía al lado a alguien de Gabinete Caligari con una esvástica en el brazo, porque sabían que yo era del Partido Comunista. Era una continua provocación y a mí me parecía estupendo. Iñaki Glutamato me confesaba que aquello lo hacían por tocar los cojones. Cuando conocí a Siniestro Total yo ya sabía que eran gente de la alta sociedad gallega; de hecho, Julián Hernández tocaba el piano como los dioses y yo le hice tocar vestido de frac, cosa que no ha conseguido nadie. Lo que ocurre es que había mucho teatro. Ese españolismo surge como reacción a tanto rojo, de estar hasta las narices de Paco Ibáñez y de Raimon.”

“Me acuerdo cuando iba con mi 600 a la fiesta del Partido Comunista en Francia, que se celebraba en un antiguo aeropuerto. Allí vi tocar un año, y en escenarios diferentes, a Sun Ra, Albert Hammond, Robert Wyatt y The Rolling Stones. Yo me preguntaba qué tenía que ver una cosa con otra. Así que le pregunté a uno del Partido Comunista francés y me contestó: “es que una fiesta comunista, ante todo, debe ser una fiesta; y aquí los que deben venir no son los comunistas, sino la gente que deje dinero.” Esa visión la quise implantar aquí cuando ingresé en el PCE. Hablé con el responsable de festejos del partido y le dije que quería traer a la gente de la nueva ola madrileña. Te hablo de 1978 o 1979. Me dijo que aquello era incomprensible, impensable e ideológicamente insano. Como comprenderás, abandoné el PCE en 1982. Seguí presentando alguna fiesta porque una cosa es la gente que te prohíbe y otra la gente ilusionada, pero desde luego viendo el nivel de incomprensión de esta izquierda española es lógico pensar que ahora mismo estemos sin ningún bloque socialista. Jamás he visto a nadie más nulo a nivel de proyección de futuro que la izquierda española.”

“El españolismo de la movida era algo que a mí me hacía gracia, porque tenía que encarnarse en algo totalmente distinto de lo que era la copla y la España de charanga y pandereta. Todos ellos cantaban en castellano y eso era cojonudo, sobre todo para gente como yo, que estaba hasta las narices de los grupos que lo hacían en inglés. En España, aunque las letras no eran buenas, sí que existía una intención de ruptura. Incluso, la labor de Servando Carballar en cuanto a la investigación de la música industrial española es de elogiar, sobre en todo en un país tan rural.”

Rafa Cervera: “Con los Gabinete de “Sangre Española”, los Coyotes de “300 kilos” y las películas de Carlos Saura con la música de los Chunguitos empezó la reivindicación intelectual de lo castizo y latino. A mí me sorprendió mucho que en Rock Espezial nunca se hablara de los Chunguitos, porque los mismos que se compraban los discos de Leño se compraban los de los Chunguitos. Es lo que hizo interesarme por esa música que en mi tierra, en Valencia, se escuchaba relativamente poco. La gente que leía las revistas inglesas no les hicieron caso hasta que llegaron Gabinete Caligari y los Coyotes.”

6 comentarios en «Capítulo 14. Estética e identidad (y II)»

  1. Tengo que decir que, incluso ahora, me resulta curioso el paso drástico que se dio de la post-modernidad (?) oscura y cuasi siniestra a los aires casi lolailos de Gabinete o de los Coyotes (entre otros). Y no creo que fuera para tocar los c*****s, sino que era una postura muy sentida y que descolocó a más de uno.

    Lo veo como un desencanto ante tanto rockola desparecido, tanta añoranza al Madrid que se estaba perdiendo y un grito desesperado para fusionar lo intrínsecamente ESPAÑOL con los restos de una modernidad que se perdía semana a semana. Lo «auténtico», que se vino a llamar. De repente, Killing Joke o Siouxsie no eran los referentes a seguir, sino Los Chichos o Los Chunguitos.

    De todas formas, en momentos de indefinición musical solemos agarrarnos a lo NUESTRO como un bote salvavidas, reivindicando nuestro espítiru más flamenquito como algo necesario (Fangoria y su fijación por Camela, Los Planetas y su disco noise-sureño, Single y su amor por Lole y Manuel, La Bien Querida y sus toques aflamencados)cosa que, por otra parte, nos ha ofrecido a veces unos resultados magníficos!

  2. Muy de acuerdo, Federica, en eso de que solemos agarrarnos a lo nuestro cuando nos perdemos en simular modelos ajenos. Ocurre por ciclos. Los Planetas pueden ser los tíos más intensos del mundo cuando se ponen en plan Spiritualized, que no llegan hasta el tuétano hasta que hacen una canción pop con ritmo de bulería. Es mi sensación.
    Respecto a lo de los Chunguitos y esa recuperación de lo «auténtico», decir que Paloma se llevó no pocas bofetadas por programar a Azúcar Moreno, en aquellos días de 1985 unas B-52s en plan cañí.

  3. Claro … que tampoco hay que infravalorar la capacidad para dar por c***o a los fans de las estrellas del indie patrio (es un térmimo muy chungo, pero es lo que hay, caris)

    Cansado de estar a la sombra de grupos noise, J. Planetas se arranca por bulerías. Para evitar encasillamientos inoportunos, Single se desmarcan del resto haciendo maravillosas versiones de cmtautores portugueses y de Lole y Manuel.

    Pero esta capacidad para descolocar es muy positiva, porque aporta esa gracia que crea confusión total entre sus seguidores y, quieras que no, proporciona más de una sorpresa al casi siempre previsible panorama musical.

  4. A mí lo que me parece mal es que se recurra a lo nuestro como bote salvavidas cuando debería ser lo primero que se hiciera. El flamenco, la copla, la música mediterránea y otros folclores se debería mamar desde el principio e intentar después aderezarlo con las músicas globales (anglosajonas, vanguardistas, etc, etc) y no al revés. Existía a mi juicio una falta de formación brutal. Tengo una sensación que la generación de grupos indie de los 90 ha empezado a descubrir nuestra música autóctona a raíz de la publicación del especial RDL sobre los mejores 200 discos nacionales. Antes de eso no existía ninguna publicación de referencia donde se ubicase la importancia de nuestras músicas. A partir de ahí surgieron los Planetas flamencosos, los Astrud coplenses o los Refree mediterraniles.

    También es cierto que lo anglosajón es lo que más ha inundado los medios de comunicación y siempre hemos intentado imitarlo, yendo totalmente a remolque de británicos y americanos (si hasta a los australianos les ha pasado…). Y un grupo joven, sin ninguna otra formación, lo lógico es que quisiera emular a los Sonic Youth o Radiohead de moda en las emisoras y tvs, sin darse cuenta que esa no ha sido nuestra cultura de referencia y por tanto en rara ocasión podríamos competir con ellos.

    Con la actual generación más globalizada por la red, el foco anglosajón está perdiendo entidad (ahí está el foco del pop sueco que le está intentando hacer sombra). Creo que nuestra mejor forma de hacer algo de sombra en el escenario internacional es empaparnos de nuestras distintas raíces. Aunque, ya digo, la red ha difuminado en gran parte las fronteras.

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