No había escuchado antes los tres discos de Hannah Read como Lomelda junto a su hermano Tommy Read. A la vista de este cuarto, “Hannah” (Double Double Whammy 2020), se hace imprescindible revisarlos. Porque pienso que estamos ante uno de los trabajos más importantes de estos tiempos.
Lo primero que destaca al introducirse en sus catorce canciones es el sentido unitario de la grabación. Es de ésas que crean un universo electroacústico personal, donde los espacios se agigantan a través de las resonancias. En algunos momentos recuerda a Big Thief por la telaraña formada por la combinación de acordes dulces y ásperos. Hannah los rasga con crudeza en las rugosas “Wonder”, “Reach” y “Both Mode”, aunque donde realmente sorprende es al contrastarlas con cortes escondiendo una belleza sobrenatural, lentos y de vapor narcótico entre la fórmula de Sparklehorse y la de Mary Margaret O´Hara. Se toma el tiempo preciso para dibujar el discurso -el encanto de las cortas “Polyurethane” y “Big Shot”- a la vez que hilvana una suerte de hilo conceptual donde deslumbra la trilogía de sensibilidad supina de “Hannah Sun”, “Hannah Happiest” y “Hannah Please”. Una parsimonia letal a juego con su espiritualidad espartana radiante -aunque viva en Los Angeles, lo graba en su pueblo tejano, Silbee, lo cual entroncaría con anhelos como los de Will Johnson- que no renuncia a los tramos de guitarra ácida e hiriente (“Stranger Sat By Me”). Todo explota en una “Tommy Dread” donde el desarrollo instrumental de la segunda mitad deviene magia indescriptible.
Por supuesto, aunque el disco anuncia sus posibles virtudes con el arranque de “Kisses” en ese percutir de piano que obtiene un efecto tan especial, requiere varias escuchas para convertir la inmersión en un viaje sensorial. A mí, lo que ya me enganchó en seguida -haciéndome ver la luz- es la mención de sus bandas favoritas al introducirse en “It´s Lomelda” con la estrofa `it´s Low. it´s Yo La Tengo, it´s The Innocence Mission, Frank Ocean, Frankie Cosmos´. Cualquier persona capaz de crear una canción -tan bonita además- rindiendo pleitesía a Low y The Innocence Mission, merece el más incondicional de los amores.
Ya enseguida me recordó mucho al mejor Low.