«Bad Penny» (Big Black, 1987)

“Deberías saber todo lo mentiroso que puedo llegar a ser / Pero no me juzgues por mi naturaleza / No me machaques por mis errores / Porque no hay manera de deshacerse de mí”

Efectivamente, no había por donde escapar de aquella colección de relatos obscenos llamada “Songs About Fucking”. No tenía sentido grabar un disco radical si no escribías como el tío más radical. Steve Albini lo sabía y clavó sus canciones directamente sobre la conciencia del ciudadano medio norteamericano. Aquella portada diseñada para la eternidad -como la letra de Bad Penny”– siempre vuelve a mí; cuando ojeo un manga subido de tono, cuando arranca el instinto asesino de una caja de ritmos, cuando necesito un chute de adrenalina. Le di tantísimas vueltas a este grandioso disco que hasta creí encontrar destellos de humor entre viles historias de humillación y dolor. Shellac siempre me supo a poco.

“Deberías saber que no puedes confiar en mí / Y tienes motivos para mandarme muy lejos / Pero no podrás hacerlo / Porque no hay manera de deshacerse de mí”

Asusta la precisión con que eligió las palabras un joven universitario que ni pasó penurias ni padecía patologías psicópatas. Y cómo articuló el tempo de la agresión. Pero Albini parecía conocer al dedillo las pautas de conducta de asesinos en serie y otras amenazas serias de toda vida ordenada. En “Songs About Fuking” creó un lenguaje aterrador, seco, afiladísimo e interrogatorio. Siempre quise escribir así. Con la música directamente ejecutó la amenaza. En 1987, la falta de recursos para redactar una reseña rigurosa alimentaba el culto de esos discos “distintos” que pedían a gritos una metáfora bárbara.

“Creo que me follé una vez a tu novia / ¿o fueron dos?, no recuerdo / luego me follé a todas las novias de tus amigos / y resulta que ahora son ellos los que te odian”

Empezaba “L Dopa” y me colocaba frente al espejo retorciendo una guitarra imaginaria, convulsionando el cuerpo hacia delante y atrás. Años más tarde vi un video del grupo. ¡Dios, era el mismo gesto! “Precious Thing” era cerda a más no poder; animaba a fantasear con aquello de “mi cosa preciosa a la que estás jodiendo”. Cuando llegaba “Colombian Necktie” –la última de la primera cara- estiraba el cuello hacia arriba, con las piernas abiertas en plan heavy, y la guitarra cogida con los brazos extendidos como un mono. En cambio, con “Bad Penny” me quedaba seco, hipnotizado, sin ideas. Nunca llegué a sacarle una coreografía a medida. Poco a poco se iba convirtiendo en mi hachazo favorito. Con “Jordan, Minnesota” (de “Atomizer”, 1986) me pasaba lo mismo: me tiraba en el sofá y escuchaba extasiado. Entonces era un joven muy impresionable con los sonidos extremos… no muy distinto al de ahora. No me extrañaría que un día de estos me agarrara un psicoanalista y calificara este comportamiento como una tara de inmadurez. Pero antes de que un desconocido me diga lo que soy, casi mejor que me vuelvo a leer “Ultima salida para Brooklyn”, de Hubert Selby Jr. (gracias por la recomendación, Mr. Gira) y así me ahorro la pasta.

“Recuerda que soy como una moneda falsa / Aunque te desprendas de mí, de una u otra manera siempre acabaré en tu mano”

Hoy a Steve Albini todos le tenemos localizado. Santiago Durango ejerce de abogado en Illinois. Y Dave Riley ha tenido que superar algunos problemillas pero parece que sale adelante como escritor de novelas. Ah!… y me dejo a Roland, el primero de los amigos de Albini. Siempre creí que fue el instigador de todas las monstruosidades atribuidas a Big Black (¿la banda que todo punk hubiera querido tener?). Pero, a pesar de su crueldad, nunca abandonó el barco; es más, fue Albini quien le dio la espalda nada más oficiar el funeral del grupo, pocos meses antes de la publicación de este catálogo de honestas brutalidades. Parece que ya no era necesario en su nuevo reto, Rapeman. Y mucho menos con Shellac. Pero espero que al menos algún día se levante acordándose de él. Se apellidaba T-606.

15 comentarios en ««Bad Penny» (Big Black, 1987)»

  1. No es mi intención, ni de lejos, comenzar un debate sobre diferencias entre sexos, pero reconozco que tengo serios problemas para acercarme a este tipo de discos y muchas veces me pregunto si es por ser mujer.

    La parte sexual me resulta tan ajena que me produce indiferencia la mayor parte de las veces y rechazo el resto. La parte violenta me resulta más difícil aún de tolerar, aunque supongo que eso es una cuestión personal y no genérica de las mujeres.

    Así que cuando alguien cuya opinión tengo en alta estima escribe una entrada como ésta, llena de alabanzas hacia un disco de los que considero «difíciles» para mí, siempre me pregunto cómo podría entenderla, cómo podría salvar mis problemas para acercarme a ese disco.

    Pero me pregunto también si de verdad debería hacer ese esfuerzo, si valdría la pena, sabiendo que de esos intentos nunca salgo indemne. El problema es que no queda claro si el cambio que se produciría sería para hacerme más fuerte.

    Tengo los mismos problemas con muchas películas y los resuelvo no viéndolas. Claro que algunas de las veces que he hecho de tripas corazón y lo he intentado hasta conseguir el visionado completo, luego me he alegrado mucho de haberlo hecho. Algunas incluso me han gustado. Pero me ha costado muchísimo.

    En fin, a veces me gustaría tener opiniones de otras mujeres que estuvieran libres de prejuicios para valorar mi propia actitud (o aptitud, no lo tengo muy claro).

    Saludos

  2. Me ha encantado el post. No hay obligación de conectar con Big Black y similares, pero dudo que estos discos hagan daño a nadie. Creo que debe de ser bajísimo el número de criminales, maltratadores, etcétera, que compran este tipo de música. Si los hubiera ya se habrían encargado los medios de contárnoslo. Ojalá hubiera cifras de qué tipo de canciones escuchan los psychokillers. Lo mismo aprendíamos algo. El rock crudo y bruto de los ochenta es un estilo que se ha conservado increíblemente bien.Incluso ha crecido en intensidad (supongo que por comparación con el de ahora). En mi top cinco de mejores conciertos de 2009 están Melvins y Jesus Lizard. Cada vez me interesan menos las reuniones, pero Big Black me alegrarían mucho. Creo que se juntaron en 2006 para tocar cinco o seis canciones para un aniversario de Touch & Go. O algo así.

  3. Efectivamente, Victor. Se juntaron en 2006, en el 25 aniversario de Touch & Go. Cuatro o cinco canciones, no recuerdo bien, ninguna de «Songs About Fucking». Ya lo dejó bien claro entonces Albini: «esto lo hago porque porque Touch & Go es lo mejor que me ha pasado en la vida, musicalmente hablando».
    Tuve dudas acerca de escribir sobre Big Black en este tono, pero se me disiparon enseguida. Algunos entenderan a Big Black como apología de la violencia. Yo no. Incluso diría que lo contrario. Acabo de levantarme de la cama. A ver si dentro de un rato me encuentro con fuerzas para contarlo.

  4. ¿Simple provocación o ganas de concienciar (o simplemente plasmar) de algo con el lenguaje más arriesgado? Ahí está la duda con el Albini de «Songs About Fucking» y el de Rapeman.

  5. Para que no haya malentendidos: lo que admiro de Albini no es el macho power que desplegó en este disco sino su valor para definir con lo mínimo la esencia de la violencia. Sacarlo a la luz no implica compartirlo, ni siquiera entenderlo; puede incluso que sea todo lo contrario: los mimbres de que está hecha la violencia no son nada cool. Y respecto al daño que puede hacer… Soy de los que piensa que una campaña preventiva del Doctor Cabrera (el forense de Cuarto Milenio) anima más el consumo de drogas que un libro de William Burroughs. Y que un monólogo de Isabel San Sebastián hace más apología de la violencia que este monstruo (para muchos) llamado «Songs About Fucking». Otra cosa es que nos resulte desagradable, que lo entiendo perfectamente.

  6. ¿Los psicópatas no deberían leer a Paolo Coelho? Si lo que necesitan es autoayuda…

    El post me ha encantado y Cavolo me tiene anamorao. Ricardo, tu dibujo le pegaría igual de bien al «Freak Scene» de Dinosaur Jr.

    😉

    Y ya que hablaba César de los mimbres originarios de la violencia, me he acordado de una pelicula y de un libro que están sobrados de esa violencia lacerante, pero que a partir de esa plasmación frontal intentan sus autores, a veces pienso si queriendo o no, dar una explicación epistemológica a la misma: el libro es «Guía» de Dennis Cooper y, la peli «Irreversible» de Gaspar Noé.

  7. La forma que tenían de ceñirse la guitarra a la cintura la hace parecer más un arma que un instrumento musical y la forma de tocar de Durango, dando saltitos, hace parecer que la guitarra le quemara de puro electrificada.

    Un dato: en el libro ‘Our Band Could Be Your Life’ de Michael Azerrad hay un capítulo dedicado a Big Black y a otras bandas underground americanas de los 80. Tiene buena pinta, aunque he leído alguna crítica que tacha el libro de más entusiasta que riguroso:

    http://en.wikipedia.org/wiki/Our_Band_Could_Be_Your_Life

    Respecto a lo de la violencia de las letras, es un caso que se ha dado mucho también en el terreno de hip-hop y se suele solucionar con la etiqueta ‘Parental Advisory’, al menos en lo que respecta a la posible influencia de las mismas en los menores. ¿»Songs Aout Fucking» llevaba esa etiqueta?

  8. Encuentro similitudes musicales y de sensaciones de «Bad Penny» con el tema «N’Importe Quoi Pour N’Importe Qui» de Programme, eso sí la letra de este ultimo parece ser más nihilista.

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