«Home, Before And After» (Regina Spektor)

Muy contados discos se muestran como una opción familiar recurrente. El que usarías para contentar a los más y los menos versados asistentes de una reunión frugal sin la música como protagonista. Ni taladro ni muermo, el octavo disco de Regina Spektor –primero en seis años- nos la presenta creativa y madura, dejando que sus composiciones de piano sean vestidas por la producción espectacular de un John Congleton sembrado similar a las que nos regalaba Paul Buckmaster para Elton John medio siglo atrás. “Home, Before And After” (Sire 2022) es de esa clase de discos que deslumbran sin salirse de un guión clásico. No hay necesidad si vas sobrado de buen gusto.

Se percibe en seguida con la entrada a lo grande de “Becoming All Alone”. Ni Carole King ni Kate Bush; en su universo propio. Tras la inquietante “Up The Mountain” –con tics rítmicos de hip hop- llevada a un territorio sensual femenino, destaca en baladas al piano que huelen a la Nueva York nocturna –“Raindrops”, como gotas cayendo en el asfalto entre neones, o “Spacetime Fairytale”, cuyos nueve minutos se inspiran en el pentagrama de los musicales de Broadway con orquestación de Jherek Bischoff, percusión de Joey Waronker y claqué de Caleb Telcher- y desprenden el encanto –“What Might´ve Been”, “Loveology”, “Through A Door”- de una mujer sensible de mediana edad, no ajena a las observaciones perspicaces, como una “Sugar Man” cuyo groove sinuoso refleja la relación con un sugar daddy.

Con su punto sofisticado justo y ese lujazo de producción, “Home, Before And After” se convierte en el disco conservador más recomendable del año.

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