En “Anywhere But Here” (Domino 2022), segundo álbum como Sorry, las composiciones de Asha Lorenz y Louis O´Bryen vienen tamizadas por la producción pastosa de Adrian Utley (Portishead) y Ali Chant, que no brilla en los instrumentos por separado sino en la corrosión derivada de su ensamblaje, perfectamente identificados con la interpretación onírica.
Se palpa en seguida en “Let The Lights On”, aunque empieza a cuajar en una “Key To The City” que no esquiva lo carnal, y sobre todo al recurrir en “There´s So Many People That Want To Be Loved” a una alegría festiva tibia y espontánea por entre el caos aparente, o a ese punto de dulzura desquiciada somnolienta –unos gorgoritos operísticos incluidos- de pronto detectable en “I Miss The Fool”.
Aunque las canciones varíen, se mantiene un tono personal inconfundible respecto a otros similares –básicamente provenientes del indie norteamericano- que tampoco se debe a su genética británica, y escapa a la ecuación del pulso seco habitual –como en una intensa “Closer”- gracias al tratamiento de las voces. Con un punto de desolación inevitable –“Screaming In The Rain”- que, cuando aflora –“Again”-, nos sume en la espiral eléctrica envolvente mientras ascendemos cada peldaño de la escalera de catedral.