Nicole Dollanganger

   Tras el nombre de Nicole Dollanganger se esconde la cantautora canadiense Nicole Bell, ávida buscadora de escenarios inquietantes donde el placer físico y el delito se buscan. Este séptimo álbum “Married In Mount Airy” (2023) se construye sobre una fragilidad musical supina en contraste con partes de contenido terrorífico. O cuando el dream pop insinúa una suerte de nightmare folk.

   Su voz aniñada se mueve de maravilla en ambientes que buscan la noche y las liturgias oscuras, pero lo hace de manera opuesta a por ejemplo Lingua Ignota. En “Married In Mount Airy” canción tiene bastante que ver con una Hope Sandoval contraponiendo el cristal con lo turbio, con la Julee Cruise de Lynch, con “Twink Peaks”, y tal vez con “El Resplandor”. Nada confirma y todo sugiere a modo de premonición. En “Gold Satin Dreamer” la inmersión ya es completa, cuando bajo la fragilidad musical escuchamos frases como ‘oliendo la carne cruda en la barbacoa bajo el sol´’ . Porque algo malo sucederá durante la noche si el soñador de satén espera que oscurezca. En “Runnin´ Free” nos ubica en un motorhome con moscas de verano revoloteando y perros aullando en la noche. Por fin aparece el trallazo dramático semigótico al final de “My Darling True”; ella le quiere pese a que él le infringe dolor. Y “Moonlite” ya mezcla rituales, lencería y muerte (sometimes you’ re my girl and sometimes, bitch, you’re dead).

   La trama no parece tener otro final que el fatal –con tantas alusiones a pieles frías y azuladas-, hasta permitirse recurrir a un tópico divertido en “Nymphs Finding The Head Of Orpheus”, reconociendo que ‘I used to dream of the day it’d be just you and me, like the wild west, both of us shooting til one of us was dead’. Belleza escalofriante.


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