Una vez asimilada la derrama de intensidad estratosférica del shoegaze de “To See The Next Part Of The Dream” (2021), es hora de acostumbrarnos a recibir más raciones de Parannoul que nos ensanchen los pulmones y nos induzcan a pensar que el mundo sería un lugar mejor si esta música gustase mayoritariamente. Sin importar lo que dicen los textos en coreano; sin importar la identidad de quien/es lo fabrica/n. Solo conscientes de que este torrente de electricidad abrasadora tiene poderes sanadores. Tras la catarsis, quedas limpio.
De algún modo, “After The Magic” (2023) me devuelve a mi adolescencia. Cuando aún no entendía el inglés y no me importaba: lo que importaba era la emoción del sonido (aún puedo sentirla en los instrumentales electrónicos, aunque sin los matices de la voz como instrumento). Esa capacidad de sublimar un instante a través de un acorde o una nota. Aquí me noquearán muchos, en casi todas las composiciones, con el plus del incrementar la melodía en detrimento del ruido. De hecho casi todas arrancan tranquilas, o se guardan el momento de respiro en medio para contratacar después. Los primeros instantes de “Polaris”, oliendo a paraíso; las acústicas y violines de “Parade”, aunque sucumban después al fragor; la quietud onírica de “Sketchbook” con autotune, para luego estallar en un beat protuberante muy adictivo y optimista (recuerda a Panda Bear); la entrada de “Imagination”; la manera de trepar en círculos de “Blossom” hasta conseguir el trasvase a un éxtasis acústico; la sublimación de un solo de guitarra imposible en “Arrival”; o ese final crepuscular sereno de “After The Magic” a modo de canción de cuna ideal para contemplar el alunizaje.
Tras una hora atento a las tonalidades cromáticas de su portada, parecidas a las de “Ok Computer”, este disco de una hora me ha llegado más ligero que el anterior, sin renegar de las partículas de My Bloody Valentine, shoegaze y The Radio Dept. Música grandiosa, que no parece tener conocimiento de sus límites. ¿El Phil Spector del shoegaze? Maravilla.
PD: Como guinda, dos meses después se publica un aquelarre de intensidad emocional en directo. “After The Night” (2023), grabado dos semanas antes de aparecer “After The Magic”, es avasallador. Con dos canciones del nuevo (“Polaris” e “Imagination”) y cuatro de “To See The Next Part Of The Dream” (“Beautiful World”, “Analog Sentimentalism”, “White Ceiling” y “I Can Feel My Heart Touching You”), respeta bastante el minutaje de las originales con el plus de pasión de este tipo de grabaciones junto a sus excelentes gregarios (entre ellos Asian Glow al bajo).
La sorpresa soberana sin embargo se centra en “In The Endless Night”, un single de 9 minutos del 2021 estirado aquí hasta los ¡¡46!! para regocijo de quienes se atrevan a entrar en su mundo; con un solo de saxo de Fin Fior de quemazón absolutamente free en medio. Y es que, cuando te sumerges en la noche interminable y das con una melodía que no puedes olvidar, sucede esto. Subes, bajas, profundizas, te quemas, aflojas y buscas el infinito. Los orgasmos son así.