Es mi segunda experiencia con la música de Lael Neale tras “Acquainted With Night” (2021) y me sigue fascinando su pericia convirtiendo sonidos antiguos de rock primario en canciones del futuro a través de la economía compositora e instrumental. Evidentemente, en “Star Eaters Delight” (Sub Pop 2023), producido por Guy Blakeslee y masterizado por Chris Coady, no sobra nada. Pero tampoco falta. Se basta con su voz, guitarra, omnichord y la percusión sencilla.
Una percusión de muñeca maníaca a veces, sobre todo para marcar territorio con “I Am The River” y “Faster Than The Medicine” en clave Suicide estival; o como Feelies en un día soleado en las alcantarillas. Una percusión que a veces se calla como en “Must Be Tears”, para después reaparecer en modo caja de ritmos sosteniendo unos arreglos adorables simulando cuerdas (también destaca “If I Had No Wings”, como una versión moderna de algún musical tipo “Sonrisa Y Lágrimas”).
La brevedad del álbum contrasta con una pieza central, “In Verona”, de ocho minutos, erigida sobre un piano envejecido cuyas resonancias complementan un aliento sacramental de mística oscura –alusiones a Jesús, a las catacumbas, etc-, como un rezo a los pies del sepulcro de cualquier mito del rock. El perfil queda remachado con una “No Holds Barred” de esqueleto Velvet y ecos de Brill Building enriquecidos por su voz de cristal.