El domingo pasado el semanal The Observer planteaba un dilema sobre uno de los temas más discutidos que afectan a la programación festivalera. ¿Acabarán las interminables resurrecciones de grupos, gira mediante, con la salud del directo? En febrero de 2008, tanto Víctor Lenore como el que esto firma intentamos en este blog manifestar los síntomas que sufrían los conciertos tras pasar bastantes noches mirando un escenario. Esta vez, y con el caso del regreso de The Libertines como flagrante ejemplo, el periódico británico ha apuntado con el dedo. Richard King, editor de Loops, se suma a la corriente catastrofista. El crítico de NME Sam Wolfson, más joven y entusiasta, ve el vaso medio lleno. Resumimos argumentos de ambas partes.
A favor del SÍ.
* Cada vez transcurre menos tiempo entre el divorcio y la reconciliación. Suponiendo que las causas de la ruptura fueron la incomunicación, la imposibilidad de tomar decisiones consensuadas o, directamente, el odio, resulta difícil imaginar una solución al problema en tiempo record. ¿Pueden dos personas que no se aguantan mirarse a la cara y pasar dos meses juntas ofreciendo un directo convincente?
* Mientras la industria andaba experimentando fórmulas de supervivencia y ajustando presupuestos de marketing, The Libertines manejaban técnicas de suicidio –conciertos sin previo aviso, filtración de canciones- en aras, quien sabe, de una resurrección más rentable.
* La música en directo ha pasado de ser ese descomunal e inimitable intercambio entre artista y público a una entrega de contenido racionalizado y ordenado. No puede ser de otra manera. Lo que antes era la consecuencia final ahora es la premisa del negocio. Y sin control no hay trato.
A favor del NO.
*Las declaraciones de Johnny Rotten tras la reunión de Sex Pistols: “Cuando unos tíos que se odian se reúnen para desmitificar su legado a la gente le es imposible ver otra cosa que no sea el símbolo de la libra en sus retinas”.
* Presenciar tics –las miradas en la gira de Blur– imposible de ver en bandas jóvenes que aún no han experimentado los difíciles pasos de una reconciliación. Las reuniones musicales generan nuevos gestos para el espectáculo, una especie de recompensa emocional para aquellos que identifican las viñetas de su adolescencia con episodios musicales.
* No es que los festivales sean caros; más bien, el desembolso que hay que hacer para asistir a ellos es elevado. Para justificarlo, los asistentes exigen sorprendentes alternativas a aquellos nombres que han estado de gira ese año. Los comebacks se ajustan sin calzador a esa demanda, algo que disgusta a las discográficas, molestas porque fenómenos mediáticos como Vampire Weekend se impriman una línea por debajo de una vieja gloria reanimada por la Nostalgia.
Interesante reflexión que yo dejaría en ni SÍ ni NO, sino DEPENDE. Dependerá de quien, de cómo…
En todo caso lo de los festivales me parece que está en pleno declive desde hace ya años a nivel creativo. Mi profesor de guitarra los definía como «tocaderos», más o menos una producción seriada de música en la que cada vez es más difícil encontrar rincones de interés, condiciones en las que escuchar al grupo de turno, espacio para que los músicos desarrollen un discurso o hasta ganas de ir. Otra cosa son el SXSW o la aventura de ir de un lado a otro de la ciudad oyendo música del Primavera Club, que pueden tener su gracia. Ni que decir tiene cuando el mayor atractivo es resucitar un cadáver para que las nuevas generaciones sacien su sed de «yo también estuve allí» a base de billetera.
Depende, pero casi siempre no. ¡basta ya de tanta nostalgia, por favor!
¿en el caso de los Libertines podemos hablar de nostalgia?
parece que actualmente hay mucha mas gente que incluye la musica en directo como a una de sus aficiones favoritas, el mercado se ha ampliado exponencialmente, y la oferta consecuentemente tambien, asi que en esta cuestión tal vez deberiamos dejar de considerar al público como un ente abstracto y único y empezar a matizar
ni la musica en directo tiene una unica vertiente (el festi y su cartel) ni toda la gente tiene las mismas expectativas ante el disfrute de la musica live
sinceramente creo que esa dinamica competitiva in crescendo de los festivales no tiene nada que ver con el hecho cultural que supone la asistencia a un concierto en un auditorio adecuado
yo no creo asi que las resurrecciones de cadaveres puedan afectar a otra cosa que no sea al bolsillo de los incautos, quiero pensar que la gente con algo que decir siempre va a tener un espacio propio donde reunirse con su publico
amen
De acuerdo totalmente con Luis Rubio.
Cada cual es cada cual. Un concierto de Libertines es distinto de un concierto de Marc Almond que será distinto de uno Bob Dylan que es distinto de uno de U2, este distinto de uno de Jonston etc etc
Poniendo como ejemplo el próximo Primavera Sound; yo creo que se programan los conciertos de Pixies y Pavement para vender más entradas enganchando a aquellos que se quedaron en los 90 y ya no están al día, para los que en su día no pudieron verlos y les ven con unos años de más pensando que mejor eso que nada, para los que sienten nostalgia y para los que piensan que con esos repertorios muy mal tendrían que tocar los grupos para no hacernos pasar un buen rato.
Para el que no este interesado en ellos, si con las entradas que venden estos 2 grupos se ha podido traer a un monton de grupos debutantes, o en la cima de su creatividad, pues bienvenidos sean…
Yo prefiero los conciertos en salas cerradas, pero viviendo en una capital de provincias, me llega la décima parte de la oferta que llega a Madrid o Barcelona, que a su vez es menor que la oferta en Londres o Paris (solo hay que ver las giras en los myspace de los grupos); así que en un buen festival, con 1 viaje veo a unos cuantos, y pese a los muchos peros que hay (horarios, publico «heterogeneo», duracion, sonido etc) he disfrutado bastantes conciertos…
No obstante he leído ahora vuestros anteriores posts al respecto y estoy de acuerdo con practicamente todo lo que decís, acerca de los inconvenientes de los directos.
Solo una parte del público va a intentar escuchar y emocionarse, y otros muchos tienen otras variadas motivaciones, que me parecen perfectas siempre que no molesten a los primeros, cosa que sucede demasiado a menudo. Desgraciadamente parece ser que su dinero es necesario para que sea rentable traer al grupo en cuestión.
También hay grupos que despachan conciertos como el que curra en un turno en una fábrica de baldosas; y otros que cada vez que les ves parece una noche distinta…
A mi en general me sigue compensando la experiencia, las sensaciones que se obtienen en un buen concierto de un músico que te gusta son difíciles de explicar.
Entre lo flamante y lo flagrante. Los festivales –que son ahora la medida del roquero como lo fueron antes las colecciones desbocadas, descolocadas e inhabitables y, mucho antes, al parecer, una terrible falta de aseo personal– necesitan su Macguffin, por rebuscado y retorcido que sea. Si una temporada el devenir de la música pop no ha dado a luz un mesías de garantías, es ley de vida (del festival) resucitar a uno al azar cuyo caché sea la proporción inversa de su leyenda. Y luego, ya en la arena del festival, bien avanzada la película, lo de menos será el Macguffin –que a ninguno nos gusta confesar la razón principal por la que acudimos a los actos, sean de la índole que sean, y, por lo tanto, no poner una razón muy popular a 72pt es simplemente de mala educación. Aparecer, aparentar, tener fe en los santos de moda, y conocer a los mártires pasados para ser respetado y aceptado en la iglesia: como en Fátima, pero viendo a… Slowdive? Pues allí me tendrían vestido de pastorcillo.
al respecto: http://www.factmag.com/2010/04/16/the-fact-guide-to-summer-festivals-2010/
En relación a lo que se comentaba en los otros hilos y en este decir que hay grupos que hacen más facil el disfrutar de sus conciertos. Ayer me enfrenté a los Punsetes por primera vez y no tengo más que halagos. Imagino todos lo sabéis pero es que es tan simple como efectivo, los músicos salen, comienzan a tocar, aparece la cantante que no dice nada más allá de las letras y no mueve una ceja. Los instrumentistas no tienen micrófonos (¡bien!), acaban de tocar y Ariadna dice !Muchas gracias, buenas noches! Complicado que se tuerza.
Ojo!! el show de Manel de poco antes también me pareció bueno, nada que ver, pero es más «peligroso» y se está siempre en el hilo, con público como yo.