La pérdida de Trish Keenan y Broadcast a muchos nos dejó en estado de shock, además de perder uno de los grupos que supo conjugar con mayor elegancia y de manera magistral infinitos referentes cinematográficos e ilustrados en el pop en la última década. Al escuchar la música del dúo sueco Death And Vanilla, integrado por Anders Hansson y Marleen Nilsson, volvemos a revivir la llama de aquellos tiempos y de paso recordar la sensacional espectralidad de Pram o los parajes más susurrantes de Stereolab, recordar la semilla del influyente misterio editorial del sello Ghost Box y toda esa imaginería que proyecta recuerdos de la BBC Radiophonic Workshop de los años sesenta añadiendo toques de synth pop, trazos a bandas sonoras de Morricone y Piero Piccioni, el extraño paradigma de Joe Meek, la nueva ola de cine polaco y checo de los años setenta, el aura intensa de Bergman, etc. Para ser más concretos, Death And Vanilla ejecutan un pop cercano a los Broadcast de la primera época, donde los elementos estaban ordenados de una manera mucho más, digamos, “pop” y no tanto con la última etapa de revolución experimental de Broadcast al unirse con el imaginario de Ghost Box y la inventiva de Julian House como The Focus Group.
Desde estos referentes y laureles sobradamente conocidos consiguen estirar esta extraña combinación de rapto que realmente no tienen tantos ejemplos meritorios en la realidad. Con sus diferentes trabajos hemos ido comprobando la evolución de un grupo en constante búsqueda de composiciones que alienten el encantador misterio a servicio del pop con un primer ep de cuatro canciones publicado por el sello francés Hands in The Dark en 2010 donde conseguían facturar composiciones maravillosas como “Ghosts In The Machine” o “The Colour Of Space” y que este año, vuelve a reeditarse con tres composiciones adicionales y que sirve para volver a poner en consideración la obra y personalidad mágica de esta formación. En 2012, debutaron en largo con un trabajo homónimo (de nuevo para Hands in the Dark) que extendía estas composiciones hacia terrenos de shoegazing y parajes de exotismo sintetizado que volvían a recordarnos a ese cruce entre nanas perversas y escuchar el nuevo mundo de Joe Meek entre punteos tensos y la fantasmagórica y embelesada voz de Marleen Nilsson, aportes kraut en “Rituals”, pasajes pastorales en “From Elsewhere”, la emoción de “Sonnambulists” y la perfección absoluta de “Cul De Sac”, dejando otra parte del disco para pequeños experimentos instrumentales que podían servir de banda sonora imaginaria a tantas escenas perdidas en VHS y la sensación de revivir los sueños de Lewis Carroll con Alicia entre el imaginario gráfico de Saul Bass.
Estas dos facetas han tenido su perfecta extensión en 2013, primero apuntaladas con un single simplemente perfecto como es “Lux/From Above” para el sello The Great Pop Supplement y la opción natural que indicaba anteriormente para acabar realizando una revisión personal del film clásico de Dreyer , “Vampyr” (un referente utilizado con frecuencia para este tipo de propuestas) para Moon Glyph. Atmósferas en duermevela que siguen reafirmando en cualquiera de los caminos emprendidos la naturaleza de una formación cuya obra se merece ser reivindicada para todos los amantes del pop ilustrado y espectral.