The Delines

Demasiado perfecto. No puede ser real. O tal vez, muy de vez en cuando, sí lo es. Pasó con “The Trinity Session” de Cowboy Junkies y en menor medida con “Shadowland” de k.d. lang casi al mismo tiempo. Y con pasajes de Low, Lambchop, Mary Gauthier o Dayna Kurtz. Hacía sin embargo muchísimo tiempo que no escuchaba un álbum entero de americana así, tan inmerso en su concepto de soledad noctámbula como “Colfax” (El Cortez/Decor 2014) de The Delines, el grupo montado por Willy Vlautin y Sean Oldham de Richmond Fontaine -también están los inmensos teclados de Jenny Conlee-Drezos de The Decemberists dando empaque a la grabación- para lucimiento vocal de Amy Boone. Su voz penetra en lo más profundo de tu corazón, lo desgarra -si no está ya desgarrado- y te sume en un estado de abandono brutal.

No sabría cómo describir una música tan clásica y a la vez tan eficaz. Es country blues de tugurio de carretera maldita vacío, en la frontera del soul, poseedor de una belleza/tristeza adictiva: cámbiese la parte opiácea de Mazzy Star por alcohol de alta graduación, y aférrese a las partes mullidas del sofá de tela desgastada de un motel que huele a amor esfumado. No me parece justo destacar una canción por encima de otra, ni descartar una sola. Si acaso, mencionar la versión -por ser de quien es- de “Sandman´s Coming”, tema que interpretó Linda Ronstadt en el álbum compuesto por Randy Newman para “Faust”, aunque no sea mejor que el resto.

A los que pueden imaginar guitarras slide en la madrugada acompañadas por piano eléctrico, abaláncense sobre “Colfax”. Es tan nocturno que no te dejará dormir; como todos los placeres que consuelan a los perdedores. Si me encierran alguna noche en una habitación con esos tipos tocando exclusivamente para mí, por favor no dejen nada cortante cerca de mis venas. Un diez.

 

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