Ojito con el nuevo disco de Mike Skinner, cabeza y corazón de The Streets. Es malo de remate. Ya nadie les pedía un «Original pirate material» (2002), aquel álbum callejero y fascinante -sin un solo corte de relleno- que fue el mejor debut británico desde «The Smiths» y que hasta hoy sólo ha igualado «Arular» de MIA. Desde entonces, The Streets han ido perdiendo fuelle con cada nueva entrega, hasta estrellarse frontalmente con este cuarto trabajo. Para empezar, Skinner abandona el rap en favor de melodías blanditas y tranquilas. Pero el problema no es el género, sino la flojera compositiva. «The Strongest Person I Know», por citar una, parece sacada de los peores álbumes de Elton John. «The Way Of The Dodo» es un himno ecologista a la altura de Sting. No hagamos más sangre. Muchas reflexiones de Skinner en el disco son jugosas , pero naufraga en la manera tan previsible de musicarlas.Estamos ante un disco conceptual sobre la apreciar más la vida y sacarle todo el jugo. Mike Skinner en 2008 es mucho mejor consejero espiritual que artista pop. Varias de sus rimas recuerdan poderosamente a «Awarness», el libro-resumen de las conferencias de Anthony de Mello. Recuerdo que Skinner lo recomendaba en el New Musical Express porque corrí a Amazon a comprarlo (si un rapero tan inteligente como él se juega a ser cool promocionando los libros de un jesuita, es que algo muy potente ha encontrado allí). Cuando devoré el texto (dos veces) me hizo repensar muchas cosas. Aún sigo dándole vueltas a alguna, con la sensación de que aquellas lecturas me cambiaron la vida a mejor (por muy cursi que suene la frase).
PD: Y no, no es un libro religioso en el sentido estricto, como se puede deducir de la carta de Ratzinger explicando de manera tajante que no lo considera compatible con el dogma católico.
«Everything is borrowed» salió a la venta el pasado viernes. Este texto es una
versión remezclada de la crítica que salió en Público.
Me da mucha rabia reconocerlo, pero “The Way Of The Dodo” es la peor canción que he escuchado este año. Y encima el disco me recuerda a Facto Delafe!!!
Ratzinger sobre Anthony de Mello:
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19980624_demello_sp.html
Totalmente de acuerdo con lo que dices Lenore.
Lamentablemente hubo un tiempo en el que creíamos que Mike Skinner iba a servir para más que hacerse fotos de promo divertidas, pero nos equivocamos. Y mira que me jode reconocer esto, pero es que este trabajo (quizá sea demasiado decir) no hay por donde cogerlo.
A mí, el disco anterior ya me parecía flojo, flojo, flojo. Se salvaban algunos textos, pero más por lo salado que me resultaba el hombre (y por lo entretenido de alguna de sus historias) que por la sustancia que podía sacar a lo que contaba. Siempre lo he pensado (y ahora lo aplico a este caso): parece mentira que a alguien capaz de sacar «Original Pirate Material» no le de vergüenza publicar un «himno ecologista a la altura de Sting». No soy artista, será por eso que no lo entiendo.
No he escuchado todavía el disco pero el anterior ya supuso un bajonazo. Por el contrario y aunque obviamente inferior al primero yo soy un gran defensor de su segundo disco que me parece buenísimo y muy diferente del anterior. Aunque defraude al principio se hace querer con cada escucha.
En lo que no estoy nada de acuerdo es en lo de MIA, lo siento mucho pero Arular me parece un disco totalmente sobrevalorado y no le llega a la suela del zapato a «Original Pirate Material».
Sí, el anterior ya era un bajonazo importante. Lo que me da más rabia es que Skinner sigue diciendo cosas más o menos interesantes, sigue teniendo un punto de vista al que merece la pena prestarle atención. Tal vez le fuera mejor si se dedicara a escribir libros.
Eso mismo lo pensé yo ayer, Héctor. Dale tiempo, seguro que acabará haciéndolo.
A mi tampoco me ha gustado nada, pero aún así me gusta más que el de Coldplay.
Yo creo que el mayor problema de Mike Skinner es que ha dejado de estar en la calle. Su primer disco era pura calle: porros en el parque, eructos en el McDonald’s, desbarres en un autobús de dos pisos, enrollarse con cuatro tías la misma noche, montar bulla en la puerta de un garito, pintar grafitis en la furgoneta del vecino que te cae mal, insultar a tu madre por lo bajo, perder el búho por quinto fin de semana consecutivo y no tener una libra para un taxi, comerte dos pastillas, meterte diez rayas, tirar piedras a los coches desde un paso elevado.
Eso era para mí.
Lo mejor que le pudo pasar a Mike Skinner resultó ser lo peor que nos pudo pasar a nosotros: su fama. Creo, humildemente (y espero que se entienda), que Skinner es el típico caso del tipo que consiguió la fama y el resto de cosas dejó de importarle. El interés de su obra es inversamente proporcional a su situación económica.
La pregunta siempre es la misma: ¿porqué hay artistas que sacan discos -películas o libros- malos, incluso, creo yo, muchas veces sabiendo que son malos?
Ahí está Coppola, capaz de lo mejor y lo peor. Supongo que, al final, hay muchos otros factores no artísticos que te llevan a entregar algo de lo que no estás muy convencido. ¿será ese el caso de skinner o, simplemente ha perdido el punch que tenía su primer brutal álbum y su para mí también notable segundo?.
Por otro lado, este asunto de la fama es siempre «eludible». El mejor ejemplo, wolfgang tillmans. Empezó haciendo fotos a las obras de su calle y ahora también hace fotos de sus colegas famosos conocidos en las fiestas a las que lo invitan, y ambas épocas son igual de intensas. Skinner, de hecho, lo intentó ya en su segundo disco, narrar su cambio de vida, y no le fue tan mal. Ahí está «it was supposed to be so easy», para mí, todo un himno cotidiano, y está en el segundo disco. Lo que nos pasa, creo, es que se nos rompe el corazón de ver a un idolillo caer en el fango.
Totalmente de acuerdo con la línea que conecta a lo primero de The Streets con el «Arular» MIA. Aunque para mí «A grand don’t come for free» y sobre todo «Kala» son aun mejores.
Y muy de acuerdo también con lo que dice Pepo M. Si esos discos son tan buenos no es por su musicalidad (hasta pobre), sino porque son pura calle británica y por tanto pura energía.
Pero simpatizo también con ese premio de consolación que da Lenore al nuevo álbum por su metafísica. Queríamos lo que el personaje-Skinner nos podía dar; queríamos a ese individuo perdedor, callejero y atribulado. Y sin embargo recibimos un disco de la persona-Skinner de 2008, que a casi nadie interesa. Quizás en lugar de tener tantas expectativas, deberíamos estar más abiertos.
¿O acaso no queremos a Neil Young con sus discos malos y sus discos buenos?
Hola D.
El problema no es de querer más a Neil Young que a Skinner. Es que el bueno de Mike no ha hecho tanto como Neil Young por nosotros. Por poner un ejemplo: a un padre, una madre o a un hermano se le perdona todo porque nos dan la vida. Y a veces se equivocan, pero les queremos siempre. Sin embargo, a un primo segundo, el día que se equivoque, se la carga. Nos toca más de refilón.
Igual es un poco apretada la comparación, pero supongo que se entiende.
He pensado muchas veces eso que dices, Pepo. El caso es similar al de Jarvis Cocker: artista inglés observador e inteligente que construye un discurso de clase obrera con el que muchísima gente se puede identificar, pero esa misma gente le hace rico y famoso, haciéndole imposible volver a hablar de aquello que le dio la fama.
Es un poco lo que decía Ani Difranco: «Art should imitate life, but life imitates TV…».