Pondicherry, antiguo enclave francés en la costa oriental de la India, goza por dicha razón de ciertos privilegios tributarios para los locales que venden alcohol, aunque paradójicamente fue el único lugar que visité donde los restauradores, para esquivar el impuesto, suministraban la cerveza –la contraseña era “one special tea”- en tazas opacas de té con su tetera. Sin embargo, la mayor parte del turismo visita Pondicherry por albergar la secta de Sri Aurobindo montada a unos kilómetros del centro. Que el visitante –visto lo visto- se vaya con cara de decepción no le impide dormir en la espartana habitación de limpieza impecable del albergue que la secta tiene al lado del malecón –no sé si sigue abierto tras el tsunami- por unas 800 ptas de 1995 la doble. En aquellos días ya eran pioneros –nadie es perfecto- al no dejar fumar en el recinto. Ah, y cerraban las puertas a las diez de la noche.
Me acordé del dichoso Aurobindo nada más escuchar por primera vez Panda Bear. La verdad es que fue con el insólito “Young Prayer” (Paw Tracks 2004) y me dio un susto de muerte. Nunca mejor dicho pues el disco, un mantra de oraciones guturales impenetrable, intentaba reflejar las emociones de Noah Lennox tras la muerte de su padre. Aquel sonido de mística casera hipnótica de algún modo me descolocó –me habían hablado de Animal Collective aunque no los había escuchado- pero no lo suficiente –tenía un magnetismo derivativo escondido en sus letanías que me hacía volver a él muy de vez en cuando- como para evitar acercarme a “Feels” (Fat Cat 2005), una de la colección de canciones que realmente ha abierto nuevas puertas esta década (aunque los puristas del Colectivo Animal dirán que es “Sung Tongs”).
El método sonoro del Colectivo no difiere en esencia del que ya utilizaba Matthew Adam Hart en The Russian Futurists: bases variopintas sobre las que se crea una telaraña de voces superpuestas deudora de The Beach Boys. Pero a diferencia de éste, más orientado hacia el pop, Noah y Avey Tare juegan con diferentes planos, tanto en voz como en acompañamiento. Una red de autopistas sensoriales compleja discurriendo con un ímpetu desbocado hasta el punto de dificultar la percepción de todos los parámetros en liza. Aún así era su trabajo más accesible hasta la fecha. Y mucho más recomendable que “Smile”.
Desde la portada, collage bizarro abigarrado, “Person Pitch” (Paw Tracks, 2007) avisa de la necesidad de mantener todos los sentidos alerta para saborear sus mieles densas. Superada la comparación con The Russian Futurists, el inicio de “Take Pills” con las bases tipo Bristol/trip hop deja paso a una segunda fase de la canción impresionante, con el remanente vocal Beach Boys surfeando sobre el que podría ser el más bonito villancico del nuevo milenio. Sin apenas pausa para asimilar el asombro, un arranque a la altura de Beach Boys –etapa “Sloopy John B”- llamado “Bros” juega con el sincope mediterráneo amparado en ruiditos delicados y armónicos tan adorables como los de CocoRosie en “La Maison De Mon Reve”. La magia no deja de crecer y ninguna frontera se resiste. Cantos tribales sobre guitarras de cristal, plegarias sosegadas con ribetes asiáticos, todo el tercer mundo retumba en un simple cruce de campanillas y cascabeles: “Person Pitch” es sonido –psicodélico, alucinado, real-, es emoción, es vida –la vida que ya no merecemos aquí y que pueden aún gozar en un pueblecito de Africa, Indonesia, Brasil o, hilando fino, en contados rincones de Portugal, el marco que albergó esta grabación- y es un montón de cosas más que deben ser escuchadas para ser entendidas.
mejores canciones de panda por favor gracias por su entendimiento.