Aldous Harding

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Una de las grandes apuestas del sello 4AD para este año está siendo la neozelandesa Aldous Harding, sobre la que pesan algunos halagos tan contrastados –por evidentes- como su intensidad interpretativa o su inquietante –por sombrío- entramado sonoro. Las alarmas habían sonado con anterioridad gracias a su primer disco –“Aldous Harding” (Lyttelton Records, 2014)-, quizá algo más apegado al terruño –manejando folclores celtas y estadounidenses de ligazón consanguínea-, pero ya entonces desplegando una destreza como autora fuera de toda duda.

“Party”, de alguna manera, la ha hecho virar en cuanto a expectativas. Tiene a su lado ni más ni menos que a John Parish como instrumentista –algunos han querido ver hasta parecidos fisonómicos con PJ Harvey, por no hablar de los estrictamente musicales- y ahora firma para un sello que sigue siendo una institución, independientemente de los vaivenes empresariales y las prestaciones generales de la escudería a lo largo de los últimos tiempos. Y pareciera que Harding, gracias a su fichaje por dicha compañía, haya querido obsequiar a la misma con algún que otro guiño a algunas de las señas de identidad de su etapa clásica, porque en caso contrario no se entendería la similitud vocal con Kristin Hersh que, a modo de muestra, propone en “Horizon”. Pero afortunadamente no todos los tiros van por ahí: en otras como “The World Is Looking” recuerda indistintamente a Vashti Bunyan o Linda Perhacs, y para “Imaging My Man” se reserva una gravedad neoclásica a la altura del Nick Cave de “The Boatman’s Call” o “Skeleton Tree”.

Es importante resaltarlo: Harding le da de lo lindo a la versatilidad de sus cuerdas vocales, de tal manera que al cambiar casi radicalmente de registro de una canción a otra, consigue poco menos que el efecto global de un grandes éxitos de varios hipotéticos artistas apegados al folk y a lo confesional e introspectivo. Y eso, queridos, no resulta tan fácil ni tan al alcance de cualquier intérprete del ramo cuando, como es el caso, eludes elegantemente y con solvencia el histrionismo o el plúmbeo despliegue artificiero.

“Party” no viene a reformular el overbooking de las cantautoras contemporáneas. Si acaso a volver a sujetar los andamios: con decisión, fortaleza y recia sensibilidad.

No debería falta de la mayoría de los escrutinios en enero.

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