Molly Burch

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Amamantada entre los tonos sepia del rock’n’roll de los cincuenta y el country más heterodoxo y plañidero, Molly Burch ha dado -al menos para el que esto suscribe- la campanada vintage de lo que llevamos de año. Auspiciada espiritualmente por su adorada Patsy Cline (también, por qué no, por Connie Francis o la factoría Spector) y dotada de un registro vocal que sabe conjugar a partes iguales fortaleza y sutilidad, melindre y postín, Burch debuta con “Please Be Mine” (Captured Tracks, 2017), un ramillete de canciones exquisitamente esculpidas bajo el fervor alfarero de un pop tradicionalista, sentido e imperecedero. Un caramelo retro sin falsos alardes pirotécnicos o grandilocuentes: más bien de un acabado intachable, teñido de circunspección y convenientemente empaquetado (co-produce la propia Molly: señal de que sabe perfectamente qué se trae entre manos) en cada ángulo de sus (tenues) diez cortes. Sigue leyendo Molly Burch

Guillaume Stankiewicz

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Tiene el aire encandilador de un Rodrigo Amarante (escuchen, por ejemplo, el “Mon Nom” del brasileño y luego a Guillaume Stankiewicz y convendrán conmigo en que el francés que presentamos hoy aquí juega en la misma liga que el carioca) ya sea guitarra en mano o en su calculado aspecto de cantautor hipster. Tampoco anda muy lejos el olfato preciosista y delicado de Louis Philippe, pero la sombra de Dominique A es la que, de momento, más persigue a este parisino a la hora de buscar asideros para tratar de situar sus canciones. Sigue leyendo Guillaume Stankiewicz

Balue

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La pericia de este hombre-orquesta afincado en Nuevo MéxicoEli Thomas, Balue para los amigos- consiste en sonar constantemente a muchas cosas sin llegar a adentrarse nunca en las procelosas aguas del mimetismo o la malversación impúdica. Y a sonar a muchas de ellas sin apenas moverse de unas coordenadas muy determinadas que podríamos denominar bedroom jangle pop para oídos deudores de los últimos ochenta y principios de los noventa. Sigue leyendo Balue

«El Viaje» (Juan Perro)

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Por exigencias del guión –el desplome de la industria del disco, que conlleva más que nunca la cautelosa edición en formato físico- Santiago Auserón ha recurrido en su sexto álbum en estudio –séptimo en solitario con el alias habitual si contamos el directo “Juan Perro y La Zarabanda” (La Huella Sonora, 2013)- a un formato completamente acústico para formalizar su última colección de canciones, rodadas ya en vivo desde hace más o menos un lustro.
Una oportunidad ¿única?, por tanto -pese a que seguramente no fuesen las intenciones iniciales-, para degustar sin aditivos ni trucos de estudio el mecanismo compositivo –en modo esquemático- de uno de los pilares fundamentales del pop español de siempre y probablemente del último baluarte de su generación comprometido por encima de cualquier otra consideración con la exigencia artística. El ropaje definitivo de buena parte de este repertorio –como ya se ha encargado de adelantar el propio Auserón– tomará forma en los próximos meses en una segunda grabación, a modo de síntesis eléctrica con grupo. Sigue leyendo «El Viaje» (Juan Perro)

Papooz

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La luminosidad y el savoir faire de un disco como “Green Juice” (publicado por Jive/Epic, sub-sello de la multinacional Sony) no han perdido un ápice de sus propiedades medio año después de su publicación en el mercado, pese a lo aterido de la temperatura actual. Ulysse Cottin y Armand Penicaut son los dos parisinos al frente del proyecto, con referencias tan estimulantes como Arto Lindsay (del que hacen una más que convincente versión de su “Simply Are”) o R. Stevie Moore, del que confiesan abiertamente tomar prestados recursos estéticos para confeccionar algunos de los videoclips del dúo. Sigue leyendo Papooz