Hace cuarenta años, las discotecas nacionales solían romper cada hora la dictadura esclava del ritmo con lo que entonces se llamaba `la tanda de lentos´. Consistía, dependiendo de local y audiencia –si mantenía o no la aglomeración de la pista-, en un mínimo de tres canciones hasta un máximo de media hora. Las luces apagadas con solo un foco apuntando a la bola de cristal giratoria, la temperatura subiendo, cientos de cigarrillos con la boquilla manchada de carmín escupiendo humo mientras esperan ser apagados bruscamente por la bendita frase `¿quieres bailar?´, y el olor a pasión reprimida: una viñeta de romanticismo de fotonovela hoy vista como algo casi grotesco, pero que en aquellos días produjo himnos sensacionales. Una de esas canciones de toda la vida venía de Bélgica, zona gris ajena a bullicios modernos que resonaban desde Londres o la incipiente Amsterdam. Mientras los vecinos holandeses alcanzaban fama universal con “Venus” de The Shocking Blue, allí tenían a The Pebbles. Ah, y a unos tipos llamados Wallace Collection que solo consiguieron tener un éxito, “Daydream”. Sigue leyendo Wallace Collection
Categoría: Rescates
Sweet Billy Pilgrim
Los vuelos low cost, a pesar de sus innumerables ventajas, han eliminado algunas buenas y sanas costumbres. Una de ellas, el viaje por carretera como acto para ser disfrutado; el equivalente serio al eslogan «¿Te gusta conducir?». Agarrabas los cds, subías al volante y, sin prisas, te proponías llegar a París. Precisamente en este trayecto concreto por la tradicional autopista francesa que es a la vez la columna vertebral que comunica la España mediterránea con el Norte, yo tenía ya mis paradas establecidas de antemano. Sigue leyendo Sweet Billy Pilgrim
Blank Space
Uno de mis pasatiempos más placenteros últimamente está en navegar por la red buscando cds buenos y baratos. Antes de poder comprar por Internet, siempre revoloteaban por mi escritorio papelitos escritos a salto de mata con apuntes de nombres de discos que quería obtener. Esto por suerte no ha cambiado, solo que ahora, habiendo repasado un par de tiendas físicas infructuosamente, una vez al mes apago el ventilador, los papelitos bajan a la mesa y, tras descifrar la caligrafía médica, pesco en el mercado virtual pero-que-cobra-de-verdad. Mi norma es no pasar de los 8 ó 9 euros (5 ó 6 libras en la Amazon británica, o 10 dólares en la estadounidense) sin pretender pillar la super novedad sino más bien productos que ya llevan en el mercado unos meses. La recompensa llega cuando pago un céntimo –más los tres euros de gastos de envío- por una colección de canciones posiblemente insuficiente –juro que “No Danger” de Inouk me costó eso- pero con tres o cuatro cortes pasables y un par destacables. Nivel calidad/precio pues más elevado que el segundo de Bloc Party. Sigue leyendo Blank Space
Halloween, Alaska
Durante años, cuando aún no se habían popularizado los movimientos antisistema, las «badlands» eran el sueño romántico de cualquier persona poco conforme con la realidad que le toca vivir. Páramos solitarios donde solo cabían quienes tenían alguna cuenta pendiente con la sociedad, tipos dudosos vestidos de Woody Guthrie –léase con el mismo retintín que hoy leeríamos Diesel- que no respondían precisamente a la imagen tipo Marlon Brando o James Dean creada por la mitología del celuloide. Un buick destartalado contribuía a la postal. Sigue leyendo Halloween, Alaska