“Sun will fall across the canyon wall. My prayer on every stone and tree. Let the last be beauty, all in beauty…”
Cuenta Peter Walker -íntimo amigo de Karen Dalton que estuvo acompañándola en sus últimos días de vida- en su libro “Karen Dalton: Songs, Poems, and Writings” (Ark Press, 2012) que la gran cantante de Oklahoma, a pesar de su inmenso sufrimiento a lo largo de su vida -desengaños amorosos, alcohol, drogas, SIDA, y abandono-, nunca perdió su espíritu risueño y apariencia dulce. Su voz, aquejada de tanto dolor, transmite una infinita tristeza pero también el orgullo de una mujer que se agarraba a la música como último resorte para seguir viviendo. Un cancionero ajeno que ella lo transformaba en una experiencia única y personal, y para los despistados decirles que sus dos discos -“It’s Hard to Tell Who’s Going to Love you The Best” y “In My Own Time”– son un legado de imprescindible escucha. Después entenderán por qué Bob Dylan o Nick Cave llevan tiempo alabando las excelencias de su voz y personalidad.