«SyMptoMs» (Mordant Music, 2009)

No es fácil hablar de los síntomas de Baron Mordant y no resultar pedante, vacío, torpe,… Tampoco es común encontrarme a mí mismo redactando un texto de una canción con apenas dos meses de vida cuando ya tenía maduradas tres o cuatro veteranas, almacenadas en la bodega y a la temperatura adecuada. Eso es; yo creo que fue la temperatura, el rápido descenso del mercurio lo que me puso sobre la pista de “SyMptoMs”. Me gustan las canciones frías en las que intuyo un núcleo caliente. Arthur Russell sabía mucho de eso. David Sylvian, por desgracia, parece haberse olvidado de mantener el corazón acolchado. Mientras el mundo se aceleraba, el señor Mordant (Ian Hicks) ha sabido esperar agazapado en su micromundo electrónico, absorbiendo con paciencia lo más excitante de la comunicación individual y enviando al exterior las señales que considera precisas para marcarnos el camino hacia su inquietante metro cuadrado. Ya avisé: era todo un reto manejarme con palabras por las fosas abisales. Me consuela pensar que si le leen a él les confundirá aún más.

La temperatura ha bajado y me siento como en casa. Oír “Symptoms” desde esa profundidad marina donde se diluye el dubstep me produce el mismo cosquilleo que el día que escuché por primera vez “Blue Lines”, de Massive Attack. Fue el mismo escalofrío que eché en falta cuando descubrí a Burial, un muy apañado fantasma al que le faltaba charme. Notaba una presencia familiar en un entorno totalmente desconocido. Detectaba un ambiente propicio a la comunicación directa, desprovisto –y ahí radicaba el milagro- de hechos, de complicidades, de referencias, de tópicos. Para que me entiendan: en el fondo me da igual de lo que hable “Lorca” (Tim Buckley) o “Tilt” (Scott Walker) porque allí los significados encontraron una vía más elástica que las palabras. En la canción que inspira este texto hay claros síntomas de nuevos retos para el diálogo musical. Me da igual tener que desdecirme dentro de año, pero ahora mismo siento a “Symptoms” como esa canción bisagra llamada a solapar una década con altibajos en el discurso electrónico con una nueva a la que se la regala una idea con mayúsculas: el poder de la persuasión vocal como vehículo para introducirnos en una nueva construcción tecnológica que maneja sin miedo los restos del pasado para imaginar el inmediato futuro. AtomTM también lo consiguió a principios de año con “Liedgut”, relectura del romanticismo alemán apoyada en el pedazo de eslabón que fue “Radio Activity”, de Kraftwerk. Son dos ejemplos muy claros del duelo contemporáneo que mantiene el hombre con la máquina. Hace décadas Kraftwerk consiguió el primer punto. Puede que Depeche Mode se hicieran con el segundo.

Aunque la canción es abrumadora por sí sola, la experiencia se enriquece escuchándola arropada por “Hey, Volte-Face!” (por eso mencione a Arthur Russell y su apariencia quebrada sobre cimientos muy sólidos) o “Another Uncompleted Dome” (el ambient como enemigo del muzak), dos ejemplos en los extremos de “SyMptoMs”, el disco. Debo ser un marciano, porque donde algunas reseñas ven las brumas de la abstracción yo percibo un prodigio de síntesis y concreción… eso sí, desenfocada. O, al menos, no me negarán que hay síntomas.

12 comentarios en ««SyMptoMs» (Mordant Music, 2009)»

  1. Es un disco buenísimo, de nuevo, de lo mejor del año. Y completamente de acuerdo con lo que dices sobre su importancia. Playground lo ha metido entre los cincuenta mejores discos de la década, eso sí que me parece precipitado, pero llevo escuchando varios años ya a Mordant Music y no solo la primera impresión no se diluye sino que aumenta con el tiempo. ¿Has escuchado el tema que metió en el recopilatorio de mp3 que regaló la Wire en septiembre? te lo puedo hacer llegar si no lo tienes, es una maravilla.

  2. No, no, es un recopilatorio que había que bajarse con un código de la web, ya te lo paso mañana. A mí también me ha sorprendido muy gratamente encontrarme con este texto!

  3. Me adhiero a la causa, totalmente.

    Enorme también el último de Shackleton, esos tres ep´s publicados como si fueran un disco. De lo escuchado últimamente también me han gustado bastante el «Totems Flare» de Clark y «Ay Ay Ay» de Matias Aguayo. Son discos en los que la voz juega también un elemento importante.

  4. Pues yo también me adhiero a la causa de Shackleton. En su día fui muy fan de Zoviet:France, aquellos ecos y sonoridades medio árabes en medio del ambient rugoso me engancharon totalmente. En Shackleton he sentido cosas parecidas con el bombo tribal, hasta llegar a «Moon Over Joseph’s Burial»: hipnosis total en medio de un entierro.

  5. El disco de Shackleton es una barbaridad, no le debe nada a nadie; en serio, lo que tiene que ver con el techno o el dubstep en su música es tangencial, y ni siquiera es lo más interesante -aunque sí imprescindible en el resultado final- incluso me consta que no le hace ninguna gracia que etiqueten su música como dubstep. Con el de Matías estoy ahora mismo, y también con el triple cd de Leyland Kirby, la pieza de resistencia del año, pero que de momento me está gustando bastante. Vaya tramo final de año tan interesante ¿no?

  6. Buenísimo lo de «Me gustan las canciones frías en las que intuyo un núcleo caliente».

    Buenísimo el post entero.

    Ahora a escuchar el disco, q me tiene intrigado.

  7. El concierto de Shackleton en la casa encendida fue, sin dudarlo, lo mejor que nos ha dado esta ciudad en una decada muy fria en lo que a sonidos de baile se refiere.

    La sesion que hizo Baron Mordant en el ultimo festival que organizo la Wire en el Vortex estuvo en la linea de lo que el disco deja entrever: dub, folk, techno y algo de decaimiento.

    (El Unbalance de 2562 es otro de los trofeos que nos depara el sprint final del año)

  8. Bueno. Siempre es una gozada consultar esta web y descubrir música nueva. Estupendo el post, César, y corro a oir a Mordant y Shackleton. En cuanto a lo de Burial… es muy grande. Pienso.

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